Ciudades energéticamente eficientes: la apuesta del futuro

A medida que nuestra sociedad ha crecido y se ha modernizado, los humanos hemos empezado a concentrarnos en centros urbanos. ¡Cada vez somos más los citadinos! En este mundo de alrededor 7.600 millones de personas, el 55% por ciento se concentra actualmente en las ciudades y la ONU prevé que en 2050 esta estadística aumente al 68%

En los países latinoamericanos esta realidad no es distinta. Según el Banco Mundial, en Colombia y en México la población urbana en 2018 llegó al 80%, en Ecuador al 64% y en Perú al 78%. Esto quiere decir que en los países de nuestra región el desarrollo urbano es cada vez mayor y, a la vez, exigente. Este crecimiento necesita una planeación cuidadosa de las ciudades en cada uno de sus aspectos urbanos, desde la construcción de vías y viviendas hasta el diseño de las redes de distribución eléctrica. 

Este último punto no puede ser tomado a la ligera. Con el crecimiento poblacional, se estima que para 2050 la demanda global de energía se triplique. El servicio de energía además de llegar a todas las personas de manera confiable debe pensarse de acuerdo a las características que exigen las organizaciones mundiales que trabajan por la sostenibilidad del planeta.  Esto quiere decir que la ciudades del futuro deben ser energéticamente eficientes. 

¿Cómo desarrollarlas? 

Según la firma global de consultoría en planeación urbana Arup, para construir ciudades que sean energéticamente eficientes se deben tener en cuenta tres puntos importantes: 

  1. Mantener un suministro de energía fiable y seguro.
  2. Garantizar la accesibilidad al sistema de suministro energético.
  3. Reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero asociados con ese suministro de energía.

Quisiera detenerme especialmente en el primer punto. ¿Cómo mantener un suministro fiable y seguro? Lo primero pensar en que así como la población aumenta, la infraestructura energética debe crecer paralelamente. Y esto no solo significa una mayor cantidad de infraestructura eléctrica, también quiere decir que debe ser de mejor calidad. 

Hoy en día, en la ciudades de países en vía de desarrollo -aquellas que mayor crecimiento poblacional- la infraestructura eléctrica que se utiliza está alcanzando su obsolescencia. Para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, debemos pensar en cuál es la mejor manera de sustituir la tecnología para que esta empate con un futuro sostenible. 

Entre más ambiciosas sean las ciudades por cumplir con los objetivos sostenibles, mayor inversión debe hacerse en la modernización, la digitalización y la automatización eléctrica. 

Un periodo de transición

Las ciudades no van a transformarse de un día para otro en urbes modernas y sostenibles. Pero quienes desarrollan la planeación urbanística deben saber que tienen que crear un plan de transición hacia estas. 

Es muy importante que tanto las empresas privadas como la públicas empiecen a dar pasos hacia adelante en la construcción de la ciudades, de manera que modernicen poco a poco la infreastructura eléctrica. Así se podrá hacer el mayor uso eficiente de la energía. 

Para esto se debe invertir en tecnología que mejore la confiabilidad del servicio y que al mismo tiempo disminuya al máximo las pérdidas de energía. Uno de las mejoras que se deben programar en la transición hacia las ciudades sostenibles es el de las subestaciones de distribución eléctrica. 

Antes de renovar aquellas subestaciones obsoletas debemos pensar si se deben reemplazar por unas iguales o por otras que tengan características más modernas, como las subestaciones eléctricas prefabricadas. 

En el mercado actual, la oferta de teconologías que ayuden a planear y contruir ciudades energéticamente eficientes es cada vez mayor y más innovadoras. Es tiempo de sentarnos a volver a plantear cada detalle urbanístico que permitirá que las ciudades del futuro sean sostenibles y que a la vez mejoren las calidad de vida de sus habitantes. 

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